Hace unos días, en este mismo espacio, me preguntaba si en toda esta lucha contra el machismo existía la solidaridad entre mujeres. Pues con lo sucedido esta semana reafirmo que no. Que la tan ansiada sororidad planteada desde el feminismo pareciera ser sólo una utopía para quienes creemos que las mujeres en vez de vernos como una competencia tóxica podemos unir talentos para determinados objetivos.
Sororidad: derivado del latín "soror" que significa "hermana". Es utilizado para referirse a la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones de género.
Por qué el desaliento preguntarán. Aquí la respuesta.
Hace unos días despertamos con una realidad perversa. Por cierto, ya la conocíamos, pero nunca tan cruda. Las mujeres en nuestro país no reciben justicia. Aún peor. Somos las mujeres nuestras propias verdugos. L.E.D.Q. (25), una mujer violada por sus compañeros de trabajo dispuesta a declarar el hecho y responsables esposados listos para ser entregados a la justicia y con confesión firmada por la policía. Uno diría un caso casi cerrado.
Pues no. La fiscal adjunta Karina Toledo Wong, rechazó el caso en Lima, dijo que los delitos se investigan y juzgan en el lugar de los hechos. Sin embargo, omitió los tres incisos de ese mismo artículo que la obligaban a iniciar la investigación.
La fiscal ordenó un acta poco detallada y no pidió el traslado con custodia policial de los acusados Daniel Pérez Fierro y Marcelino Vicente Palacios Barja. La policía los dejó libres. Y ahora están no habidos.
Artículo 22 del nuevo Código Procesal Penal: “Si el delito es cometido en un medio de transporte sin que sea posible determinar con precisión la competencia territorial, corresponde conocer al juez del lugar de llegada más próximo”.
¿Y la interpretación de la ley? ¿Y la pertinencia? ¿Y la lógica? ¿Y la humanidad? ¿Y la sororidad?
Twitter: El fiscal de la Nación, Pablo Sánchez Velarde: “Acciones como las de esta semana por parte de una fiscal nos desalientan muchísimo”, “Seamos sensibles y actuemos con corrección en estos casos en especial. Tomaré las medidas correspondientes para una sanción ejemplificadora”.
Señor Sánchez, ¿esta semana nomás?
Christian Paul Gutiérrez Córdova, de 37 años, golpeó en el rostro a Margot Sifuentes Chávez, de 26 años. La dejó inconsciente. Luego arrojó combustible en el cuarto e inició un incendio, el cual pudo ser controlado por los vecinos rápidamente. El agresor se fugó, pero la Policía logró capturarlo. La víctima pasó por el médico legista, quien certificó las lesiones sufridas.
La fiscal provincial penal de Lima Sur, Nancy Zegarra, decidió dejarlo en libertad. Para la magistrada, aún hacía falta la determinación de la gravedad de las lesiones, así como el dosaje etílico, y peritajes psicológico y psiquiátrico del denunciado.
Y si esto no basta me puedo ir más lejos.
Ni con marchas ni con atención mediática, ni con los premios internacionales recibidos por la lucha de justicia para las mujeres, Arlette Contreras, puede encontrar justicia en su país.
En julio de 2016, Adriano Pozo, el acusado de la agresión, fue condenado a un año de prisión suspendida por "lesiones leves". La víctima consideró benigna esta sentencia y la apeló. Meses después, el Poder Judicial anuló el fallo y en febrero de 2017 empezó un nuevo proceso contra Pozo, por los delitos de intento de violación e intento de feminicidio.
En el 2018, la justicia peruana absolvió a Pozo.
Ojo, la historia data de julio de 2015, cuando Arlette Contreras, llegó al hotel Las Terrazas en Ayacucho, con Adriano Pozo. Ella decidió terminar la relación.
"Entonces te voy a violar. Si no es por las buenas, va a ser por las malas. Te voy a matar, a mí no me vas a dejar", le dijo el hombre y empezó a golpearla y a intentar ahorcarla, según contó Arlette.
Arlette trató de escapar y Adriano, desnudo, la siguió hasta la recepción del hotel, donde la arrastró de los cabellos por el suelo. Todo el Perú lo vio por las cámaras de seguridad del hospedaje.
La Corte Superior de Justicia de Ayacucho que absolvió a Pozo de los cargos de violación y tentativa de feminicidio contra Contreras está formada por los magistrados Karina Vargas, Alfredo Barrientos y Pantaleón Zegarra.
Presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez, sobre sentencia a Pozo: no cree "que haya habido un criterio de género porque la que ha hecho la ponencia, la que ha hecho la sentencia fue una mujer, no ha sido un varón" (20 de febrero 2018)
Contradictorio en sí, pues el hecho de que una mujer forme parte de una sentencia, no significa que esta no sea machista.
Fíjense ustedes ¿cuál es el denominador común en estos tres casos?
Quienes tomaron las decisiones claves fueron mujeres. Y eso es lo que me llamó poderosamente la atención. No digo que por ser mujeres hay que nublarse y saltarse procedimientosy leyes para defender lo indefendible. Pero en estos casos claramente hay pruebas e indicios de abuso y violencia contra la mujer basadas en machismo puro y duro. Entonces, señoras profesionales administradoras de justicia, si ustedes no nos protegen por empatía, por solidaridad, por sororidad, ¿quién lo hará? Y es que el machismo no sólo está en los hombres. Está en mí, en ti, en todos. Y mientras no lo reconozcamos ¿cómo lo cambiamos?
(Ilustración: http://mulier.ca)